Cuando juntamos «método» y «perder grasa» en la misma frase enseguida captamos la atención de una gran cantidad de personas, ya que hoy en día es el deseo de la mayoría. Además, como el estilo de vida moderno cada vez es más sedentario y con peores hábitos nutricionales, hace que la tarea de adelgazar sea aún más complicada.

Es tanto el interés de la gente, que muchas empresas y marcas comerciales lo han aprovechado para hacerse de oro.

Hay empresas que ganan mucho dinero vendiendo suplementación y productos milagrosos para la quema de grasa, batidos detox/depurativos, métodos y aparatos «espectaculares» para quemar grasa, etc…

Todo eso puede provocar dos cosas:

1. Que te ilusiones, compres el producto, veas que no funciona, te frustres, baje tu autoestima y pierdas la esperanza.
2. Que te ilusiones, lo compres, funcione a corto plazo, y cuando dejes de consumirlo (porque no vas a estar siempre haciéndolo) y sigas con tus hábitos anteriores empeores incluso tu estado inicial.

También se anuncian métodos de entrenamiento super modernos que queman muchas calorías o son super efectivos para perder grasa.

Si al entrar en este artículo esperabas leer otro método milagroso y definitivo, siento decepcionarte, pero no es tan simple…

Si hemos conseguido unos niveles de grasa que no queremos o no son los adecuados, es que hemos estado haciendo las cosas mal durante bastante tiempo, y ningún «extra» que puedas añadir a tu estilo de vida actual va a solucionarlo. El secreto no es otro que atacar la raíz del problema, hay que cambiar nuestros hábitos.

Analizar nuestro estilo de vida es lo más importante. En el caso de la pérdida de grasa, esto es lo que más influye:

1. Nuestros hábitos alimentarios. Empieza por ahí. La calidad y la cantidad de la comida. No olvides que para perder grasa tienes que estar en déficit calórico, no hay más. Pero no te centres solo en las calorías, sino también en la densidad nutricional de los alimentos.
2. Después analiza cuanto te mueves cada día y si pasas muchas horas sentado. Te recomiendo que te compres una pulserita para registrar tu actividad diaria, ayuda a ser más consciente de ello. ¡Rompe con el sedentarismo!
3. El entrenamiento. Aunque soy entrenador y sea tirarme piedras sobre mi propio tejado, sí, el entrenamiento no es lo más importante. Entrenar produce adaptaciones en nuestro cuerpo y mejora nuestra salud y calidad de vida. Y además, consumimos calorías y acelera nuestro metabolismo, aspectos importantes para la pérdida de grasa. Pero sin los dos puntos anteriores, los resultados del entrenamiento no serán muy relevantes a nivel de pérdida de grasa.
4. Tus niveles de estrés y el descanso influyen mucho más de lo que pensamos. Intenta reflexionar sobre ello. Hay muchos casos de personas que no consiguen adelgazar debido a su ajetreado ritmo de vida y un descanso insuficiente y/o de mala calidad.

Nuestro cuerpo es el reflejo de nuestro estilo de vida.

Así que lo siento, pero para perder grasa, los atajos y métodos revolucionarios suelen pagarse caros en el largo plazo. La clave está en tu estilo de vida. Los que te digan que realizando cierto plan de entrenamiento o tomando cierto producto perderás grasa, sin tener en cuenta tu estilo de vida, te están engañando o no tienen ni idea, y tampoco les importa tu salud en el futuro.